Para el tratamiento de heridas (contaminadas) crónicas, oncológicas y/o de gravedad. Tanto en heridas profundas como superficiales, la pomada ayudará en el desbridamiento y reducirá la colonización bacteriana. Una fina capa de pomada es suficiente para obtener efectos óptimos. Es suficiente con cambiar el apósito una vez al día o cada dos días. La pomada no se adhiere a la herida.